No tengo ganas de escribir. Observo las palabras y veo culebras. Miro la televisión y se me aparece el Gran Hermano multiplicado en todos los canales. Ya no hay CNN+, ni TVE1, ni TVE2, ni Sexta, ni Cuatro...sólo unos tipos que pretenden hacer el idiota. No deberían pretender tanto, pues les sale natural. No tengo ganas de escribir, ni de pintar, ni de cantar. Tengo ganas de meterme en la cama con una piedra negra en la cabeza.
Abro los ojos y veo un castillo, sin personas, ni humo, ni centinelas. Cierro los ojos y se me aparecen Iñaki Gabilondo y Antonio San José vestidos de Reyes Magos. Esperan a Baltasar, que ha ido a cobrar el subsidio. Tomo el mando de la televisión y voto por expulsar a todos de la casa de los idiotas.
Acaba de pasar José Antonio Labordeta por el salón de mi casa de camino al cielo. Dice que anda con celeridades impropias de su estado porque allá arriba anuncian un ERE de santos y beatos antes de finales de 2011 y conviene tener amarrado el escaño junto a dios. Pues sí estamos mal, le respondo.
El castillo sigue cerrado. Tiro libros a una de las ventanas, pero nadie responde. Ni siquiera las palabras que vienen en los libros. Comienza a llover agua de mar, algas verdes y escamas de alguna sirena triste. No tengo ganas de escribir ni de caminar. Abro mi ventana, que da a los tejados, y grito un nombre. Nadie responde. Ni el eco de mi voz, que me vuelve callado. Sólo escucho el huesear de la soledad que me vigila como una sombra. Hay noches de temporal interior, y noches de sol. Vuelve a pasar Labordeta en dirección a Aragón. Dice que se le olvidaron las banderas. Pienso en los colores.
Elijo el rojo; es sangre, es lucha.
Elijo el azul; es mar, es cielo.
Elijo el verde; es esperanza.
Elijo el blanco; es lo que está por escribir...
1 comentario:
"Dice que se le olvidaron las banderas."
Genial. A ver si encuentra abrigo en ellas.
Publicar un comentario