viernes, 25 de febrero de 2011

Sueño

Es viernes. Madrugar tanto y tantas veces seguidas me convierte en una mujer que arrastra horas dormidas; horas que cuando llega el viernes debo reanimar pacientemente, una a una, para que respiren vida con los ojos abiertos. Tengo sueño, un sueño piedras y arenas movedizas. Piedras, horas…

La distancia agranda o empequeñece los fantasmas, las pesadillas y las risas. La distancia es una frontera que se cruza. Es viernes. La luz que entra por mi ventana está muda, apagada, quizá duerme las horas que a mi me faltan. Soplo hacia la hoja de luz para mecerla y la distancia que nos separa no me devuelve nada, ni un suspiro de no me muevas.

Ahora soy un desierto. Cuando subo a la duna más alta y siento el frío de la noche veo en la distancia otros desiertos. Escucho sus gritos. Son los que se han levantado, unos en armas, otros en palabras, todos en sangre, gota a gota, río a río. Desde mi duna desértica pienso en mi memoria las imágenes del día vistas en Al Yazeera. Corre por ellas un mundo reducido a imágenes de vídeo borrosas tomadas desde un teléfono móvil.

Es viernes y estoy cansada. Busco músicas dentro de mi cerebro pero en lugar de notas me llegan horas dormidas, estirándose los minutos y los segundos. Tengo sueño, un sueño piedras y arenas movedizas.

sábado, 19 de febrero de 2011

Objetivo: Europa 100% renovable en 2050

La plataforma alemana utopia.de nos explica de manera simple y para todos los públicos como llegar a un futuro 100% renovable en el año 2050 en un video muy interesante en español de poco más de 3 minutos y medio. Visto así ¡a que parece hasta sencillo, lógico y evidente!

viernes, 11 de febrero de 2011

domingo, 6 de febrero de 2011

Descalza en la nieve

Hoy me duelen los ojos. Me pesan. Si no tengo cuidado al caminar corro el riesgo de que se salgan de su órbita. Me muevo con las gafas puestas. El escudo. Es probable que muchas de las personas que visten gafas de sol donde hay sombra no sean idiotas ni pijos ni macarras ni pijomacarrras; es posible que solo sean personas que temen que se les caigan los ojos al suelo.

Me duelen los labios. Sucede cuando se me escapa alguna palabra inconveniente. Me asusto y los aprieto tanto para no repetir el error que me los sangro. La sangre que sabe en la boca es un remanso, un delicatessen de El Bulli.

Me duelen los pies de enumerarme los dedos en busca de ovejas que me ayuden a dormir profundo. Me duele el ánimo. Esta noche lo engulló un comecocos delante de un espejo enorme. Me duelen las palabras que se adhirieron a mi cerebro y me gritan voces contrarias: sube, baja, ven, vete… Bebo el agua de la lluvia. Siento el líquido en la garganta deshilachando las nieblas matutinas. Amenaza nieve en las cotas bajas, pero yo ya me he descalzado, preparada a dejar mis huellas en la nieve.