La desconfianza de la rosa
es otra cosa
vive...alegra...quiere...enaltece
pero si no se le trata con delicadeza, lastima...
no tiene confianza y se defiende con sus espinas,
porque sabe lo que se merece.
Pero la desconfianza de los demás,
a quien se le entrega la sinceridad
en el cariño de una amistad,
son espinas que se clavan en el alma
y son difíciles de arrancar.
1 comentario:
Al final somos los menos sinceros. Las rosas no engañan.
Publicar un comentario