viernes, 17 de diciembre de 2010

Espinas

La desconfianza de la rosa
es otra cosa
vive...alegra...quiere...enaltece
pero si no se le trata con delicadeza, lastima...
no tiene confianza y se defiende con sus espinas,
porque sabe lo que se merece.

Pero la desconfianza de los demás,
a quien se le entrega la sinceridad
en el cariño de una amistad,
son espinas que se clavan en el alma
y son difíciles de arrancar.

1 comentario:

Yeamon Kemp dijo...

Al final somos los menos sinceros. Las rosas no engañan.