No hubo mesa alargada (que se empeñan en llamar redonda), de esas que alejan del público, que convierten al conferenciante en un hombre o mujer parapetado detrás de una trinchera. Solo sillas y unas mesitas de apoyo para el agua. En el escenario, seis periodistas: Alicia G. Montano, Javier Bauluz, Giles Tremlett, Borja Bergareche, Ignacio Escolar y Javier Moreno. En la pantalla trasera corrían los mensajes en twitter: frases, preguntas, retuiteos, ciudadanos con ordenador y un arma: su derecho a no callar.
¿Cuánto piden a los autores de la muerte de 12 civiles en Irak cuyo vídeo mostró Wikileaks? ¿Cuántos piden a los que cometieron crímenes en Irak y Afganistán? ¿Cuántos años de ignominia para un Gobierno como el español, el de Zapatero, que miente a sus ciudadanos en el caso de José Couso? ¿Cómo pueden seguir en sus cargos los fiscales bajapantoloneros? ¿Cómo puedo escuchar RNE esta noche a unos diputados llenándose la boca de palabras que no entienden porque para apretar el botón del sí señor no hacen faltan luces? Palabras mayúsculas y voz engolada: ¡Estado de Derecho! ¡Necesidad de secretos! La democracia debe protegerse! ¡Poder!, eso sí, a cobro revertido. ¿No era esto un sistema de representación en el que los diputados son meros delegados de la soberanía de todos? ¡Basta de mentiras y de hipocresía! Basta de doble moral, sea en la Audiencia Nacional y en La Moncloa con el Sáhara.
Necesitamos un Partido Pirata. O un partido de siglas rotundas: el EHH (Estoy Hasta los Huevos), eso sí, sector crítico.
1 comentario:
STuS (sois todos unos sinvergüenzas).
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