lunes, 8 de noviembre de 2010

Rayuela

Viajar con maleta es una forma de no querer aprender a viajar sin ella, siempre hacia fuera, cruzando pueblos, ciudades, países, pisando el funesto invento de la frontera. Pero hay otros viajes, a veces más peligrosos, más largos y complejos: el viaje a uno mismo. No resulta sencillo navegar entre tanta máscara, muros y miedos acumulados, los de la infancia, los de la escuela, los de después, los de ahora, los de mañana por si acaso no fueran suficientes... Somos máquinas averiadas que petardean en un mundo repleto de ruidos y en el que no hay mecánicos suficientes para tanta avería. El espejo es quien devuelve los mejores consejos, los que no deseamos escuchar. Es lunes y arranca una nueva semana repleta de días, unos serán felices, otros no tanto. Viajar por el calendario es una forma de rayuela, el juego infantil de las niñas, un ir saltando de cuadro en cuadro sin mucho sentido. Muchos no saltan, miran, observan, critican. Yo, mientras, salto y salto porque saltar es otra forma de viajar, de sacudirse, de existir.

2 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

Somos almas automáticas.
Tratemos, por lo menos, de correr hacia nuestro propio encuentro y no huyendo de nosotros mismos.

Leticia Encinas Rosa dijo...

Que razón, Marcos. Pero muchas veces, como dicen las lenguas populares, el peor enemigo es uno mismo, y si bien hay que mantener a los amigos cerca, a los enemigos hay que tenerlo aún más cerca.