martes, 24 de agosto de 2010

El emperador de los excéntricos


Últimamente he estado escuchando a un compositor llamado Moondog. Se trata de un artista original, indefinible y vanguardista.

Lo primero que conocí de este personaje fue su música. Y me encantó. Pero tras enterarme de su despampanante historia, me gustó aún más. Moondog es el más excéntrico entre todos los excéntricos, es el emperador de los estrafalarios. Para mí, un hombre fascinante.

Nació como Louis Hardin, en un pueblo de Kansas en 1916. Se quedó ciego a los 17 tras estallarle un petardo en la cara. En 1943 abandonó la protección de la familia y se fue, sólo y sin dinero, a Nueva York. Ciego y distinto (muy distinto), empezó a construirse un personaje, trabajando con empeño en la rareza de éste. Subsistiendo de las limosnas que recibía, vivía más o menos como vagabundo.

Se adueñó de la esquina entre la Sexta Avenida y la Calle 54. Esta esquina pasó a llamarse posteriormente, una vez que se hizo famoso, Moondog Corner. Era culto y elocuente. Tocaba su música en la calle, recitaba poesía y conversaba. Lucía largas melenas y barbas de profeta y se empezó a vestir con ropas indescriptibles que se fabricaba él mismo.

Su esquina se encuentra muy cerca del Carnegie Hall. Los músicos de la Sinfónica de Nueva York se hicieron amigos de él, pasando a ser una especie de mascota. De hecho, durante dos años Moondog se pasaba los días con ellos, asistiendo a todos los ensayos y conciertos.

Sin embargó, al cabo de un tiempo, los músicos quisieron regenerarlo, insistí
an en que se convirtiera en un hombre normal. Al contrario, la deriva física y social de Hardin iba siendo cada vez más extravagante. En 1947 empezó a autodenominarse Moondog, y fue adquiriendo su apariencia definitiva. A saber: la de un vikingo. Llevaba un casco ornado con cuernos, capas hechas con retales, los pies envueltos en un gurruño de harapos y, para rematar la faena, una lanza. Debido a este atuendo, empezó a ser conocido como el vikingo de la Sexta Avenida. La gente de la Sinfónica empezó a alejarse de él. A pesar de esto, algunos de los grandes músicos de la orquesta participaron en los grabaciones de los discos de Moondog.

Lo mejor de esta especie de cuento de hadas: Moondog era un espléndido artista y, sin dejar de vivir en la calle y de tener aspecto de un lúnatico, de una manera o de otra, se las apañó para hacer cosas increíbles. Editó más de treinta álbumes, varios de ellos con compañías discográficas importantes; sus composiciones de usaron como bandas sonoras de películas y en anuncios publicitarios; llegó a grabar un disco cantado por...Julie Andrews!! Mary Poppins y el vikingo en una mezcla explosiva.

Murió en 1999 en Alemania a los 83 años, pero sus discos todavía se escuchan. Y parece que se está poniendo de nuevo de moda, pues hace pocos meses se publicó su primera biografía.

A mí lo que más me gusta de Moondog, aparte de su música estupenda, es su increíble fuerza. Fue un ciego que nos hizo olvidar a todos su ceguera, un alienígena capaz de sobrevivir en la dura vida de la diferencia radical. Invidente y raro como era, se casó dos veces, tuvo una hija y mantuvo varias relaciones sentimentales importantes. Debía de poseer un encanto singular. Una de sus novias, una asiática, elegante, guapísima.

Es como en el cuento el patito feo, pero hecho realidad. Un indigente, en apariencia un pobre tipo marginal, chiflado y fracasado, en realidad es todo un personaje, un artista admirado, un músico famoso. La próxima vez que vean un mendigo por la calle, repriman su condescendencia y acuérdense de Moondog.

El primer vídeo es un monólogo que merece la pena escuchar la letra muy atentamente, y el segundo es su melodía más conocida.




2 comentarios:

Yeamon Kemp dijo...

Muestra de que a veces la 'Libertad' tiene realmente un significado.

Muy bueno.

Anónimo dijo...

Muy chulo, a ver si encuentras un ratejo para recomendarme 5 canciones de este tipo.
Por cierto, como te sigo desde el gReader no había visto la nueva aperiencia del blog y... me guuuusta :)
Besos!