sintiéndose desprotegida,
al descubrir que su vida
no es lo que había soñado.
No se ha cerrado su herida,
con el paso de los años,
se hizo más fuerte, más fría
para que no le hicieran daño.
Mas iba sumida en llanto
cuando doblaba la esquina,
cabeza gacha, mirada esquiva,
pero vi que iba llorando.
Llevaba seca la cara,
las lágrimas no brotaban,
pero sabía que lloraba
tan sólo por su mirada.
No había luz en sus ojos,
ni ilusión, ni risa, ni nada,
solamente una gran tristeza
que hasta el sol apagaba.
Sí, iba sumida en llanto,
lo supe por el reflejo
que me devolvió el espejo,
aquel que estuve mirando.